Esto limitará su acceso al financiamiento externo. El problema reside en que Pemex necesita refinanciar al menos seis mil millones de dólares, además, la inversión necesaria para construir la refinería de Dos Bocas y para la rehabilitación de seis refinerías más.
Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la solución propuesta por la actual administración no es suficiente. Es decir, la capitalización de mil 300 millones de dólares, además de la monetización de mil 800 millones de pasivos de pensiones, no será suficiente.
Se necesita la reestructuración completa de la petrolera, además de destinar recursos del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios. Esto representaría 15 mil millones de dólares y supondría un respiro.
El segundo aspecto en el que hubo inconformidad, fue con el destino de la inversión pública en México. Plantea la dudosa rentabilidad y el poco compromiso con el cambio climático que tienen los megaproyectos de AMLO, entre ellos Dos Bocas y el Tren Maya.
La respuesta del tabasqueño fue que el secretario general de la OCDE, no tenía la autoridad moral para hacer dichas recomendaciones, pues él colaboró con la administración de Ernesto Zedillo.
Gurría advirtió que la economía mexicana enfrenta factores adversos externos, como es la desaceleración en el ritmo de crecimiento económico mundial. Sin embargo, también hay consideraciones estructurales que han afectado a la dinámica económica del país durante el primer trimestre, que reportó una caída en el crecimiento del PIB de 0.2 por ciento. Además, dijo que los programas sociales son muchos e impactan poco en las condiciones económicas.
La política tributaria, fue uno de los temas más comentados en los últimos días. El llamado a una necesaria reforma fiscal que debe atacar tres elementos sustanciales: aumentar la base tributaria, combatir el fraude y la evasión fiscal y terminar con los privilegios fiscales, es decir, la condonación de impuestos, que según el Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe representa cerca de 6.7% del PIB. Estos tres elementos conjugados podrían tener relevancia en la tarea de disminuir la desigualdad del ingreso disponible.
El problema es que México tiene una recaudación de 16.2% del PIB, lo que la deja muy por debajo del promedio de América Latina, que es de 22.8% y también por debajo del promedio de la OCDE, que se ubica en el 34.5 por ciento.
Estas necesidades que marcó Gurría, van muy en contra de las políticas tributarias llevadas a cabo por la actual administración. Al contrario, se han enfocado en reducir la base tributaria y la carga fiscal en la frontera norte. El IVA se redujo del 16 al 8% y el ISR al 20%, esto desde el 1 de enero de este año, todo con el fin de estimular la inversión privada.
A primera vista esto puede parecer positivo, sin embargo, el problema más importante es que afectará el espacio fiscal del gobierno y reduce la posibilidad de que aumente la inversión pública.
Todo indicaría que la política económica de AMLO no es la mejor, a pesar de lo que él y otros quieran pensar. Reducir los impuestos, crear programas sin reglas de operación y destinar la inversión hacia proyectos cuya rentabilidad económica y social no están comprobadas, como Dos Bocas, el Tren Maya y Santa Lucía, parecen comprometer el crecimiento económico de México. Esperemos que en dos años la excusa ya no sea la “herencia que nos dejaron”.