Hace 50 años, en marzo de 1969, el Concorde, primer avión supersónico comercial fruto de la colaboración aeronáutica europea, realizó su primer vuelo. Meses después, durante el Show Aéreo en Le Bourget, se oficializaba el lanzamiento del nuevo avión bautizado como Airbus 300, dando lugar a lo que hoy es el gigante aeronáutico que mantiene alrededor de 10,000 aeronaves volando en todo el mundo.
Sólo 15 años más tarde, Airbus llegaría a México de la mano de Latur, una empresa propiedad de los pilotos aviadores, que adquirió dos equipos A-300. Y finalmente, en 1992, la recién privatizada Mexicana de Aviación compraría 12 aviones 320, con lo que la entrada de la empresa iniciaría una carrera que hoy alcanza entre 65 y 70% de la flota aérea nacional.
Ricardo Capilla, un mexicano que ingresó a la empresa hace 15 años en el área de helicópteros, es desde enero de este año jefe de la Oficina de Airbus en México y se apresta a consolidar una presencia que no sólo se circunscribe a aeronaves comerciales, sino que incluye helicópteros de uso civil y militar, drones, entrenamiento de tripulaciones, fabricación de partes aeronáuticas, estudios de la industria, defensa, seguridad y otros servicios que encuentran en el país un mercado creciente.
“Somos una empresa bastante sólida y estable en México”, afirma Capilla, “tenemos una participación de mercado de entre 65 y 70% en aviones vendidos y en el rubro de helicópteros estamos en 50% del mercado civil y público y 20% en el militar”.
Desde luego se refiere a los aviones de la familia Airbus 320 (que incluyen desde el 319, 320 y 321, toda la gama de pasillo único entre 120 y 230 asientos) y que constituyen el “caballito de batalla” de las rutas de alcance medio, las más importantes en México y que operan Volaris, Interjet y Viva Aerobus.
En cuestión de helicópteros, en nuestro país está presente toda la gama de aparatos que fabrica Airbus, pues excepto los militares NH90 y Tigre, todos los demás ya vuelan acá, incluido el Dauphin conocido aquí como Panther, que opera la Marina.
A esto hay que agregar la presencia en el rubro de Defensa y Seguridad y Comunicaciones, así como entrenamiento de tripulaciones en el Centro de Entrenamiento alojado en las instalaciones de ASA en el AICM, el cual posee ya dos simuladores de vuelo en los que se da entrenamiento a pilotos de A-32. “Esto es fundamental si vemos que en los próximos 10 años van a llegar alrededor de 200 aviones, entonces el reto va a ser tener esos pilotos formados con la mejor calidad y seguridad, hay mucho potencial”, explicó.
Además, mantiene una joint venture con la empresa francesa Safran en Querétaro para la construcción de puertas de aeronaves, la cual, asegura Capilla, no sólo es muy competitiva y ya fabrica unas 4,000 puertas cada año, sino que hace pensar que en el futuro se podría seguir creciendo para ser parte del boom de la industria aeronáutica y aeroespacial que vive México.
Asimismo, la subsidiaria NavBlue está contratada por el gobierno mexicano para estudiar el espacio aéreo del Valle de México y determinar la viabilidad operativa de los aeropuertos de la Ciudad de México, Toluca y Santa Lucía.
El consorcio europeo ha incursionado en el transporte por helicóptero de pasajeros dentro de la Ciudad de México, a través de la filial Voom de A3, una subsidiaria con sede en Los Ángeles y que empieza a incursionar en el transporte urbano de alta tecnología.
Capilla expresa que lo más importante para Airbus es mantener su foco en la innovación. Por ahora su principal preocupación se centra en la digitalización de los procesos para ofrecer mejores productos, soporte y servicio a los clientes. La digitalización permite utilizar la robótica, la inteligencia artificial, el big data y la impresión 3D para mejorar el diseño y la fabricación de partes, mejorar la aviónica y la experiencia de vuelo.
En este camino, afirma que ya existe la tecnología para fabricar aviones sin tripulaciones, prueba de ello son los drones que poco a poco van ganando terreno para diversos usos, sobre todo en el ámbito militar, pero que aún no está probado en el terreno comercial.
Además, se debe tomar en cuenta que en este momento Airbus tiene pedidos de aviones para los siguientes nueve años (7,500 aparatos) que seguirán siendo de dos tripulantes. Lo que es posible es que en el futuro se empiece a ver un piloto en el aire y otro en tierra, aventura, “pero para eso falta mucho”. Sobre la cancelación del programa A-380, el avión más grande del mundo, decisión que fue anunciada hace apenas unos días, Capilla afirma que hay que ser realistas: “Es una cuestión pragmática, si hay ventas suficientes hay producción”.
Los retos que vienen se enfocan por ahora en el proyecto OneWeb, una iniciativa de instalar hasta 600 satélites alrededor del planeta para mantenerlo perfectamente bien conectado y en el cual Airbus es uno de los proveedores de satélites.
En el tema de drones y transportes no tripulados, existen dos proyectos, el Vahama —un dron que podría ser taxi aéreo— y el City Airbus, un minihelicóptero de cuatro plazas. Por lo pronto, en México seguirá creciendo la industria de transporte aéreo y aeroespacial, donde Airbus se plantea ser protagonista.