Ciudad de México.- Si el Acuerdo de Suspensión del Tomate no se renueva antes del 7 de mayo, los casi 800 productores exportadores de tomate rojo mexicano tendrán que pagar fianzas temporales de exportación, lo que les implicaría un considerable desembolso financiero.
Estas fianzas de exportación garantizarían a la industria de Estados Unidos el pago de posibles aranceles a los que estarían expuestos los productores nacionales, en caso de que lleguen a determinarse, por la exportación de esta hortaliza.
Esto aplicaría a partir de mayo y hasta noviembre, cuando se prevé que la Comisión de Comercio Internacional (ITC) emita su determinación final de daño a la industria, explicó la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida (AMHPAC).
“De mayo a noviembre habría ese pago que tendríamos que hacer. Si a noviembre el dictamen resulta favorable a nosotros y no hay aranceles, se nos devuelve el dinero, y si sí hay (aranceles) pues se cobra”, señaló Alfredo Díaz, director general de la Asociación.
La resolución final de la investigación que todavía lleva a cabo la ITC era uno de los pendientes en el proceso, se previó para abril de 2019, pero la fecha se recorrió y por eso ahora se espera que esté lista a principios de noviembre de este año.
De acuerdo con la AMHPAC, será la ITC la que en su determinación final establezca si el comercio de la hortaliza mexicana ocasiona daño a la industria de EU o no.
Si su resolución señala que no, la industria tomatera volvería a un comercio libre, escenario en el que no existirían ni pago de aranceles ni precios de referencia.
Pero si la decisión final de la ITC determina que sí hay daño a la industria de EU, los productores mexicanos de tomate tendrían que pagar un arancel, cuya metodología y cálculo para determinarlo estaría a cargo del Departamento de Comercio de EU.
Díaz Belmontes afirmó que la negociación entre los tomateros mexicanos y el Departamento, que son los firmantes del Acuerdo, aún no se ha llevado a cabo, pese a que desde el año pasado han insistido en platicar con su contraparte para renegociar.
El directivo dijo que confían en que el dictamen de la ITC sea favorable para México, pero advirtió que, en caso de que llegaran a establecerse aranceles, no sólo encarecería el tomate para el consumidor, sino que existe el riesgo de que dichas cuotas sean montos que los pequeños o medianos productores no puedan cubrir y decidan dejar de cultivar tomate.
“Habría productores que no pudieran, de momento, poder financiar ese costo y a lo mejor tendrían que dedicarse a producir otra cosa”, acotó el directivo.