Las negociaciones en Washington esta semana entre el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer y el viceprimer ministro chino, Liu He, serán la clave que determinará si el alto el fuego arancelario entre las dos mayores economías del mundo logrará mantenerse más allá del 2 de marzo.
El compromiso de Pekín de aumentar las importaciones estadounidenses para reducir la brecha comercial no serán suficientes sin un proceso de verificación y una hoja de ruta que conduzca a reformas para frenar la transferencia forzada de tecnología y garantice la protección de propiedad intelectual, entre otros asuntos.
El propio Lighthizer ha incidido en que el gobierno de Xi Jinping no ha hecho avances de calado que demuestren su intención de transformar algunas de las prácticas comerciales más controvertidas de China. La administración Trump insiste en que Pekín debe no solo reducir los aranceles y regulaciones que benefician a las empresas estatales y bloquean la competencia estadounidense, sino también recortar los subsidios, los préstamos preferenciales y otras ayudas que Pekín ofrece a esta empresas.
El país asiático se ha comprometido a incrementar las importaciones desde Estados Unidos
En declaraciones a la CNBC, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, quiso rebajar las expectativas de cara a las reuniones de los próximos 30 y 31 de enero. “Viene un gran grupo. Se ha hecho mucho trabajo previo pero estamos a millas y millas de lograr una resolución y, francamente, eso no debería ser muy sorprendente”, dijo.
No obstante, Donald Trump mostró cierto optimismo sobre este asunto a última hora del miércoles al asegurar que le gusta “donde estamos”. Aún así, reiteró su amenaza de que los aranceles “incrementarán sustancialmente” si no hay acuerdo a comienzos de marzo.
Hasta la fecha, los avances alcanzados tras la primera ronda de negociaciones el pasado 7 de enerose resolvieron en un comunicado de 180 palabras en el caso estadounidense y de 74 por parte de China. Posteriormente, el gigante asiático mostró su predisposición a aumentar la compra de bienes estadounidenses para cerrar la brecha comercial con Estados Unidos en 2024, incrementando las importaciones hasta un billón de dólares siempre y cuando Trump logre la reelección en 2020.
Aún así, este objetivo sigue siendo difícil de conseguir. Según la consultora Panjiva Research, si China satisficiera el 50% de su demanda de soja desde Estados Unidos, recibiera el 100% de las exportaciones de petróleo y gas estadounidense y completase el 100% de sus importaciones aeroespaciales con aeronaves americanas, sumaría alrededor de 52,000 millones de dólares adicionales al año a sus importaciones desde Estados Unidos. Esta cantidad solo supone el 12.7% del déficit comercial entre ambos países y depende de las cosechas estadounidenses, la volatilidad en los precios energéticos y los pedidos aeroespaciales.
Al mismo tiempo, Xi necesita que Trump elimine o reduzca drásticamente los aranceles sobre productos chinos en más de 250,000 millones de dólares. Eso ayudaría a restablecer la confianza entre ambos países y a frenar la desaceleración de China, que el año pasado creció a su menor ritmo desde 1990.