Cumplir con reglas ambientales, laborales y de origen los principales retos para México.
El pasado 1 de julio entró en vigor nuevo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) el cual contempla diversas modificaciones comerciales acordes a nueva era aunado con reglas más claras.
Por un lado, se moderniza el acuerdo agregando áreas que no existían hace 25 años, se consideran nuevas oportunidades de inversión, se avanza en la aplicación de los paneles de controversias, además de que es más restrictivo en reglas de origen y en materia laboral. Aunado con una cláusula de caducidad que obligará a revisarlo cada cinco años.
En un comunicado, Arturo Reyes Rosas, presidente de la Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana (CAAAREM) refiere que el comercio en el área de América del Norte asciende a 6 billones de dólares, lo que representa un 15.9% del comercio total mundial y se prevé que el T-MEC beneficie a 493 millones de personas, las cuales representan el 6.5% de la población mundial”
“La entrada en vigor del T-MEC traerá beneficios importantes para la economía de México pues facilitará la administración comercial, además de que no se impondrán aranceles, derechos de aduana u otros cargos a productos digitales”, agregó.
De acuerdo con los especialistas la entrada en vigor del nuevo acuerdo en tiempo y forma es una buena noticia para la economía mexicana principalmente por lo que representa tener una buena relación comercial con nuestros vecinos del norte, en momentos como el actual donde se necesita certidumbre.
“La entrada del T-MEC es muy positiva, si se hubiera retrasado hubiera generado incertidumbre y lo que menos queremos en medio de la pandemia es que la incertidumbre siga creciendo”, opina Leticia Armenta, profesora de la Escuela de Ciencias Sociales y gobierno del Tecnológico de Monterrey.
“Es pertinente aclarar que la bonanza o las bondades que se ven en el T-MEC como un detonador de inversión o del comercio no es así, realmente su principalmente beneficio es dar tranquilidad de las empresas ya instaladas de que las reglas del juego van a seguir más o menos igual a como eran hace más de 25 años”, señala Gerardo Canseco Romero, integrante de la comisión de comercio exterior del Colegio de Contadores Públicos de México.
De acuerdo con la Doctora Armenta los principales retos en esta nueva versión del tratado están dirigidos en tres líneas; el primero tiene que ver con los cambios ambientales.
“Tenemos el compromiso a nivel internacional de bajar las emisiones de carbono y avanzar en la meta, a pesar de algunas decisiones que se han tomado a nivel gobierno que han ido en contra”, refiere.
El segundo aspecto es el laboral, en el Capítulo 23 de dicho tratado se establecen los acuerdos como libertad de asociación, tanto de los trabajadores como de los patrones, así como la negociación colectiva, eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio, trabajo infantil, discriminación laboral, eliminación de la violencia, así como la regulación respecto a salarios mínimos, horas de trabajo, seguridad y salud en el trabajo.
“El nuevo tratado establece que los salarios se tienen que elevar en México y esto para el país implica cambios legales en donde están inmersas muchas personas no solo el sector empresarial, también el sindical”.
Y tercero, el contenido regional. “Lo que paso después de 20 años con el TLCAN es que hubo empresas que aprovechando el marco del tratado se situaron en México y a partir de nuestro país generaron cadenas de suministro para diferentes industrias, cuando se actualiza el T-MEC y existe este contenido regional implica que estarán sometidas al escrutinio lo que será un reto elevar el contenido regional”, señala la profesora.
Por su parte, el contador Gerardo Canseco enfatiza que otro cambio relevante y que se debe tomar en cuenta con la actualización del acuerdo es lo referente a la certificación de origen.
“Uno de los cambios más relevantes del T-MEC, además de las reglas de origen para la industria automotriz, es la certificación de origen. Anteriormente este documento era una prueba de origen emitida por el exportador o el productor y se hacía en un formato específico, el cambio es que ahora no se necesita un formato específico, ahora la certificación puede constar de una factura o viene en la lista de empaque en un documento acompañado de la mercancía, lo que lo hace más flexible”.
Asimismo Canseco agregó que otro cambio relevante que se debe tomar en cuenta es que los certificados de origen que se emitieron conforme al TLCAN, a partir de la entrada en vigor del T-MEC, el 1 de julio, perdieron su validez y si existían algún saldo a favor como consecuencia de la preferencia arancelaria ya no podrán ser cobrados.
“Imagine que importa algo a una tasa general del 20% y ya después su proveedor le dice que se le paso darle el certificado de origen que puede hacer la rectificación del pedimento para aplicar la preferencia, de esa manera en el pedimento se va a señalar que hay un saldo a favor de ese 20% y serán devuelto, la legislación mexicana de una manera muy burda o poco cuidada señaló que a partir del 30 de junio ya no se pueden hacer reclamos de la preferencia arancelaria” explica.
“A partir del 1 julio ya no se puede hacer ningún reclamo de algo que usted haya importado conforme al TLCAN y eso es contradictorio porque si yo con las reglas del TLCAN tenía un año para recuperar mi dinero, ahora ese año se terminó, así se haya adquirido la mercancía el 25 de junio de este año”, concluye el especialista.
Fuente:
Alba Servín-https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Generar-certidumbre-principal-aporte-del-T-MEC-20200725-0001.html