En 2002, México suscribió con los países del Mercosur el Acuerdo de Complementación Económica 55 (ACE 55), que definía en el sector automotriz una reducción gradual de aranceles con el objetivo de liberalizar totalmente ese sector. La apertura con Brasil comenzó a regir a partir de 2007.
En 2012, ambos países llegaron a un nuevo acuerdo -a pedido de Brasil, que argumentó debilidad de su industria por entonces- y establecieron cupos, además de cambios en los porcentajes y el cálculo del contenido regional en la fabricación de vehículos.
Así quedó establecido que México podría venderle a Brasil vehículos ligeros por hasta 1705 millones de dólares anuales sin la aplicación de tarifas. Por encima de ese valor, el arancel sería de 35%. Tales condiciones rigen hasta el 19 de marzo de 2019.
En vísperas de vencer el plazo, México aguarda el cumplimiento de los términos (caída de barreras y libre comercio). “Estamos en conversaciones, viendo qué podemos hacer”, dijo la subsecretaria de Comercio Exterior de Hacienda de México, Luz María de la Mora.
“Le estamos pidiendo al gobierno brasileño que se cumpla lo que dice el acuerdo, que es un compromiso desde 2015, pero no nos hemos sentado a la mesa a negociar”, indicó la funcionaria. Las ensambladoras en Brasil, por su parte, quieren una prórroga de tres años en el acuerdo.
Representantes de esas empresas sostienen que es más barato fabricar automóviles en México debido al peso de los impuestos (mayor en Brasil) y a que el país ahora gobernado por Andrés Obrador (izquierda) produce un gran volumen para vender a Estados Unidos.
Los empresarios automotrices le han pedido al Gobierno de Jair Bolsonaro (liberal en lo económico) que negocie un aumento gradual de los cupos para el comercio bilateral a partir de 10 % hasta llegar a una liberalización total en 2022.
“Si se abre el mercado ahora, las empresas llevarán sus proyectos a México en lugar de invertir en Brasil”, dijo Antonio Megale, presidente de la Asociación de Fabricantes de Vehículos de Brasil, aludiendo a la fragilidad y la crisis de la industria.
Los datos de esa organización muestran que, en enero último, se vendieron 199.800 vehículos, una caída de 14,8% respecto del mes anterior, mientras que las exportaciones llegaron a 25.000 unidades, lo que representa una caída del 21,1% en la misma comparación de períodos.
En 2018, en el mercado automotriz brasileño los modelos más vendidos fueron el Chevrolet Onix, Ford Ka y Hyundai HB20, mientras que en México los más vendidos fueron Nissan Versa, Nissan NP300 y Chevrolet Beat, según la misma fuente.