Ese será el mensaje que intentará trasmitir este jueves el Ministro de Exteriores británico, Dominic Raab, durante una visita relámpago al país.
Durante su escala, también intentará tranquilizar a los hombres de negocios responsables del comercio bilateral, ofreciendo garantías de que no habrá caos si Londres abandona sin acuerdo la Unión Europea el próximo 31 de octubre.
Raab, una de las figuras más euroescépticas de las filas tories, tomó las riendas de la Cancillería británica tras la llegada de Boris Johnson al 10 de Downing Street el pasado 24 de julio.
Luego de viajar a Bangkok para reunirse con 20 Ministros de Exteriores de la región Asia-Pacífico, ha elegido Norteamérica como segunda parada en el exterior.
Tras visitar Toronto y Washington, concluirá la gira en la Ciudad de México.
«Tengo la determinación de arrancar con nuestras relaciones económicas con nuestros socios no europeos», dijo Raab en un comunicado divulgado en la antesala al viaje.
«Esto significa trabajar ahora con ellos para garantizar la transición sin problemas de nuestros acuerdos comerciales después del Brexit y que podamos movernos rápidamente a acuerdos comerciales de gran alcance que estimulen los negocios, reduzcan los precios para el consumidor y respeten nuestros estándares elevados».
La Unión es el principal socio comercial de Gran Bretaña. Las ventas británicas al bloque comunitario alcanzaron 289 mil millones de libras esterlinas el año pasado, mientras que las compras a los Veintisiete sumaron 345 mil millones.
La administración Johnson pretende que el Brexit reduzca al máximo la integración con la UE para así tener manos libres y poder construir, con absoluta independencia, la más ambiciosa red de tratados de libre comercio.
El comercio bilateral entre Reino Unido y la terna norteamericana suma alrededor de 225 mil millones de libras anuales.
En solitario, el mercado mexicano constituye el destino 30 de las exportaciones de mercancías británicas, mientras que las relaciones con Gran Bretaña representan solo el 1% del comercio exterior de México.
El Gobierno británico describe México como «una economía emergente que crece rápidamente y en donde el Reino Unido ve un enorme potencial para intensificar la cooperación».
Raab aprovechará además la visita para buscar una mayor colaboración en el tablero internacional, principalmente en el ámbito de la defensa de un orden internacional basado en normas.
«También quiero construir una alianza más fuerte para defender el estado de derecho internacional y abordar los problemas que amenazan nuestra seguridad, ya sea el comportamiento amenazante de Irán, las acciones desestabilizadoras de Rusia en Europa, la amenaza del terrorismo y el cambio climático», adelantó.
La administración de Johnson es resultado del daño colateral causado por la incapacidad de su predecesora, Theresa May, de conseguir el apoyo de la Cámara de los Comunes para su plan para una salida ordenada de la UE.
El exalcalde de Londres se ha comprometido a abandonar el bloque con o sin acuerdo la noche de Halloween.
Bruselas no ha mordido el anzuelo de la estrategia planteada por el líder euroescéptico de «todo o nada» y se muestra inflexible ante la posibilidad de reabrir el acuerdo alcanzado con el Gobierno de May.
El viaje de Raab a Norteamérica encaja en el escenario del Brexit duro y al que parece apostarle el gobierno británico.